sábado, 8 de septiembre de 2012


EL HORIZONTE CULTURAL DE SAN JUAN DE LICUPIS
-Crónica-

I

En el archivo de la Asociación “San Juan de Licupís”, sede Chiclayo, existe un Libro de Actas correspondiente al año 1992. A folios 54-56 está el Acta cuyo contenido, entre otras cosas, dice: “En la cima de las peñas de Rangra Circa (4118 mts de altitud) y las inmediaciones de las lagunas grandes Clara y Oscura (Mishahuanga), del distrito San Juan de Licupís, provincia Chota, departamento Cajamarca (Perú)… a los 28 días del mes de noviembre de 1992, se reunieron las principales autoridades de todo el distrito, los pobladores licupisanos, así como una delegación de la Asociación “San Juan de Licupís” presidida por Mario Gastelo Mundaca, con el fin de fundar la Casa del Turismo y la Cultura…, de ubicar el área respectiva y poner la inscripción sobre cemento en los galayos seleccionados…”.
   
Integrantes de la Asociación "San Juan de Licupís" - Chiclayo, autoridades y pobladores del distrito de San Juan de Licupís.



Pues así aconteció. Se acordó fundar, en el paraje altísimo de nuestro distrito, la “Casa del Turismo y la Cultura San Juan de Licupís”, institución promotora del turismo rural con gestión comunitaria, del arte y la ciencia, y defensora de la flora, la fauna y el medio ambiente en general.



Para ubicar y delimitar el área institucional en la cumbre llana del Mishahuanga, dentro del territorio distrital de San Juan de Licupís y la Comunidad Campesina de igual nombre, se designó a los señores peritos Franklin Fernández Gastelo (Gobernador del distrito), José Alcides Gonzáles, Aladino Montalvo Fernández, Otón Gastelo Manay y Juan Cabrera Gastelo, quienes, apoyados por don Francisco Manay Guerrero que proporcionó la documentación respectiva, ubicaron una superficie de 15 Hectáreas y le señalaron los límites.



Asimismo se acordó que a un lado de la referida área, hacia el sureste, construyan su vivienda los licupiseños que estimen conveniente, para dar origen a un caserío y proteger de esta manera a la Casa del Turismo y la Cultura. Prolongar la carretera hasta aquí, era una necesidad ya notada en aquella ocasión.






Luego de poner la “primera piedra”, hacer la inscripción sobre cemento y dar las recomendaciones del caso, finalizó el acto.





II

El entusiasmo cultural de entonces nos llevó hasta los Gentilares de Cajamarquilla, por ver el estado en que se hallaban.


A propósito, historiemos un poco: Según las evidencias, a mediados del siglo XVI los colonizadores españoles llegaron a la comarca para adueñarse de las tierras, extraer minerales, explotar a los nativos o andígenas e imponer la religión de Cristo. Desgraciadamente, todo lo lograron a golpe de matanza y convirtieron al extenso paisaje en una hacienda colonial que bautizaron con el nombre de Licupís. Los nativos rebeldes acabaron por replegarse hacia las posesiones inaccesibles para los españoles. Una de esas posesiones fue el gran rellano, al pie de los peñascos de Cajamarquilla. Aquí los nativos resistieron el asedio y la arremetida, y mantuvieron largo tiempo su identidad, a la cual el hacendado español tuvo que respetar. Las ruinas que aún existen en este rellano, pese a la degradación progresiva del terreno, están formadas por los Gentilares y un frontispicio de piedra ante la pradera y la cascada. Hace al caso referir que no pasan inadvertidas las figuras naturales de la peña más grande y elevada, y junto a otro peñasco, una espaciosa cueva, característica morada de los hombres primitivos.

Tras esta particular reseña histórica, retomamos el hilo de la visita (año 1992), ya presentes en el escenario reseñado.

Y comprobamos que los Gentilares o el cementerio de los antiguos peruanos en la zona iban desapareciendo por el descuido de propios y extraños y la profanación de los brujos. Invocamos, sin tardanza, a las autoridades y organizaciones sociales se sirvan destinar un local como museo, donde se guarden los restos mortales y los objetos importantes de estos Gentilares.


Desde 1992 están pasando 20 años, pero hasta hoy el Museo y la Casa del Turismo y la Cultura esperan ser materializados, quizá con autoridades del distrito, la provincia, la región y la nación que tengan un horizonte más amplio.






III

Por lo demás, en concepto de preservar el patrimonio cultural de San Juan de Licupís, en 1997 se inició una loable gestión: Reconocimiento de zonas arqueológicas en San Juan de Licupís: Cerro el Incudo, la Andahualguia, la Iraka, Cajamarquilla, San Lorenzo, el Camino del Inca, Cuartos del Inca, etc. Esta gestión estuvo encabezada por José Alcides Gonzáles Gastelo, como Presidente de la Comunidad Campesina de Licupís. En efecto, la Dirección Regional de Cultura de Lambayeque, DRC (antes INC), representado por dos arqueólogos del Museo Bruning (J. Martinez Fiestas y Marco Fernández Manayalle), los días 13, 14 y 15 de noviembre (1997), inspeccionó algunos sitios arqueológicos, por ejemplo los famosos Cuartos del Inca que comprenden tres bloques estructurales con catorce cuartos cada uno. La dimensión de cada cuarto es de doce metros por lado. De la denominación del lugar, Incatambo, y por encontrarse junto al Camino del Inca, se deduce que los cuartos eran importantes tambos de la época del Incario. El Camino del Inca (Cápac Ñan) es de seis a ocho metros de ancho, empedrado en gran parte, y evidencia el recorrido largo y solemne del Inca entre el Sur y el Norte del Perú imperial, el Tahuantinsuyo.


La Dirección Regional de Cultura de Lambayeque asumió, mediante el Acta No. 15, la responsabilidad de informar, encauzando el trámite, hasta incorporar el Patrimonio Cultural de San Juan de Licupís al de la Nación, conforme a la Ley No. 24047. Sucede, empero, que desde noviembre de 1997 están pasando 15 años y nada se cristaliza.

Pues todo proyecto social debe florecer: he ahí el verdadero desafío a los continuadores licupiseños.

Mario Gastelo Mundaca.

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